jueves, 6 de agosto de 2009

A la orilla de la chimenea

Viviendo como vivo en un departamento sin pico de gas para estufa, me he tenido que arreglar con la ayuda de mi pequeño y fiel caloventor. El animalito consumía como un cerdo (he ahí que la factura de luz de la dueña anterior fuera de $500). Hasta que murió.

Un minuto de silencio para mi caloventor.

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Gracias.

Cuando uno hace números a la hora de irse a vivir solo, calcula minuciosamente todos los gastos fijos que va a tener, y deja un resto para los imprevistos. Lo que no se me había ocurrido es la cantidad de imprevistos que se podían llegar a presentar.

Alguna vez trataron de comprar una estufa eléctrica en agosto? No? Bueno, ojalá nunca tengan que hacerlo. Porque no hay. Los precios están por las nubes y encima NO HAY! A menos que uno se quiera comprar un aire acondicionado split. y aún ahí tiene que rezar para que le vendan uno frío / calor.

Pues bien, nuevamente super mamá y papá han salido al rescate y me regalaron un supermegacaloventor de pared con control remoto y timer que parece un split. Para el día del niño. Sí todavía me dan regalos para el día del niño.

De paso aporoveché para bajar con la encargada a ver el medidor eléctrico y que no me estuvieran robando luz. Y no, la mina era una bestia nomás...

Y esas son las pequeñas delicias de la vida independiente.

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