viernes, 31 de julio de 2009

La cuenta de luz

El miércoles me llegó la cuenta de luz.

Todo iba bárbaro. Yo estaba hablando tranquila con mi mamá que estaba de viaje, cuando vi el fatídico sobre (bah, bolsita) que me recibió cuando abrí la puerta de mi departamento.

$500.

Sí. Quinientos pesos.

Obviamente, lo primero que hice fue mirar bien el departamento, porque no había chances de que eso fuera del mío. Pero era.

Y ahí fue cuando me largué a llorar.

Quinientos pesos? Cómo se hace para gastar quinientos pesos de luz? O sea, como se puede LOGRAR gastar quinientos pesos de luz en un departamento de un ambiente? Cuántos caloventores tenés que tener prendidos las 24 horas del día para que te vengan quinientos pesos de luz.

Por teléfono y desde Misiones mi mamá trataba de calmarme y de explicarme que eso no me correspondía pagarlo a mí, sino a la inquilina anterior, ya que a diferencia de, por ejemplo, el agua, que se paga un monto fijo por adelantado, la luz se paga lo que uno efectivamente consume, y nada de ese consumo era mío.

Cuando me calmé un poco llamé a la dueña del depto. Le conté lo de la factura, y casi se muere. De paso también hablamos de la humedad de la pared y del techo del baño, y arreglamos para pagarle el alquiler.

Finalmente y visita a Edesur mediante, la dueña se hace cargo de la factura, como corresponde. Pero me pidió que haga el cambio de titularidad, así a partir de ahora viene a mi nombre.

Que loco, cuando mis viejos me gritaban que si no estaba en un lugar que apagara la luz, o me rompían cuando me olvidaba prendida la tele, siempre dijeron que era porque la factura eléctrica iba a ser un choclo imposible de pagar. Y aún así nunca fui plenamente consciente de ese hecho hasta que vi la dichosa boleta.

El lunes voy a hacer el cambio así me quedo tranquila. Además voy a fijarme en el medidor del edificio que no me estén robando tensión, porque sigo pensando que no hay posibilidad física de gastar 1500 Kw en un ambiente, por más invierno que sea. Y en 20 días viene el pintor a arreglarme la pared. No es lindo mudarse sola?

martes, 28 de julio de 2009

Visitas

Una de las nuevas experiencias que tiene mi vida es la de cocinar. Antes mientras volvía de la facu iba pensando qué me iba a poner al día siguiente, así dejaba la ropa preparada. Hoy tengo que seguir pensando en eso y ADEMÁS, en qué voy a cenar.

Es un detalle importante, ya que de cualquier cosa que cene tengo que hacer dos porciones: una para la cena y otra para poner en un tupper (o táper, whatever) y llevarla para almorzar en el laburo. O sea que tengo que considerar que sea algo transportable, suficiente y que no me de vergüenza que vean a mis compañeros.

Ejemplo: el domingo tenía frío y nada de ganas de cocinar. O sea que cacé lo primero que encontré y me hice fideos con tuco. Ahí es cuando pensé que esa noche todo bien, pero al día siguiente si almorzaba unos fideitos pedorros me iba a cagar de hambre, así que le agregué una salchicha cortadita. Si, ya sé, no se transformó en un pato a la naranja, pero daba menos penita.

El asunto es que ayer a las 6 de la tarde, a una hora de salir de trabajar, comencé con el consabido "hoy que puedo comer?". A decir verdad tengo un montón de cosas en el freezer que voy acumulando, pero son para días en los que REALMENTE no tenga NI UN POCO de ganas de cocinar. Tengo que aprovechar el impulso que tengo ahora de casita nueva en el que cocino con esmero. Es la segunda semana, che. Ya se me va a pasar.

Luego de darle muchas vueltas al asunto decidí pasar por Jumbo (porque justo ayer tenía 15% de descuento), comprar un par de pechugas de pollo, una cebolla, algo de fruta, y hacer un pollo al curry con arroz. Créanme, suena más complicado de lo que es cocinarlo.

Sin embargo, todo se complicó cuando mi amiga y compañera de facu Sabina me llamó para decirme que pasaba por mi casa a estudiar. Y que nos encontrábamos a la salida del subte.

"Ok, -pensé- voy un poco más tarde". Mas no. Entre pitos y flautas eran las 10 de la noche y seguíamos tomando mate. Y la cena sin hacer.

Finalmente las 10.45 pm me encontraron cocinando un pescado que tenía en el freezer reservado para mejor ocasión, cortando puerros y haciendo puré (Chef). Y no saben lo divertido que es llevar pescado en el subte y calentarlo en el microondas de la oficina.

Hoy ya lo decidí desde temprano: guiso de carne, verduras y tuco. Tengo todos los ingredientes. Y si viene Sabi a estudiar, repasaré desde la cocina.

lunes, 27 de julio de 2009

Inicio



No recuerdo exactamente cuanto tiempo hace que quería irme a vivir sola, pero seguro que varios años.
Sería falso afirmar que nunca había podido. De hecho cuando tuve algo de plata ahorrada opté por irme a Europa con mi amiga Dani, y cuando mi sueldo finalmente me permitió independizarme, renuncié a ese trabajo.
Pero ultimamente las cosas fueron bastante diferentes. El último año la prioridad fue la casita propia, proyecto complicado cuando uno está sin laburo. Pero finalmente y gracias a una busqueda exhaustiva, conseguí un trabajo que me permitía mantenerme y me aboqué a la gran búsqueda.
Pensaba que era fácil. Pensaba que era divertido. Me equivocaba.
El primer obstáculo fue económico. Quien hubiera pensado la cantidad de requisitos para siquiera empezar a pensar en acercarse a una inmobiliaria? Un mes de depósito, más un mes de alquiler adelantado, más dos meses de comisión, más $500 para los certificados de la garantía, más una garantía en capital... Y todavía ni siquiera empezaste a pensar en pagar la heladera!!
Por suerte Daniela me pasó el contacto de una persona que alquilaba un departamento, dueño directo, exactamente en la zona que yo quería. Era solo de un ambiente, pero me ahorraba todos los gastos de la inmobiliaria. Lo fui a ver.
Cuando entré aún estaba la inquilina anterior con todos sus muebles. Me bastó un seguno para sentir que estaba entrando en mi casa. Desde ahí, todo era viento a favor.
Arreglé el precio. Arreglé que lo pintara ella y yo le pagaba el depósito (tema del que hablaré más adelante). Y el 9 de julio firmé el contrato.
La canilla perdía y tuve que llamar al plomero. La pared estaba (y está) comida por la humedad y pintada con satinol encima. No tiene estufa y me arreglo con un caloventor. Pero es mío!!
De a poco se fue llenando de cosas. Mis viejos me regalaron la heladera. Y la primera compra del supermercado. Y la cortina de baño. Yo me compré la cama y de a poco lo fui llenando de cosas.
Mi reino personal: la cocina. Es el ambiente que está como quiero y donde más me gusta estar.
A medida que pasen los días voy poniendo los obstáculos con los que me voy encontrando. Porque, a quién se le ocurre que al salero hay que ponerle arroz? Como me voy a imaginar que si quiero cocinar una tarta primero me tengo que comprar una tartera?